Alguna noche de diciembre.
Dos quince a.m.
Paseando por la ciudad, de noche, tomados de la mano con un frÃo que me entumecÃa las mejillas.
Tu ahÃ, yendo por la vida sin saber lo que tu respiración me daba.
Me abrazas, cálidamente dentro de tanto frÃo.
Caminamos pues sin dirección y sin notarlo entramos a ese callejón que bien podrÃa representar una de las calles del antiguo Guanajuato: tan romántico con esas penumbras, lleno de casitas antiguas, arboles silenciosos y todo éste escenario siendo testigo de la imagen que ahà acontece. El cuadro perfecto: un escenario romántico con dos enamorados de la mano.
Caminando lentamente, y tu ni siquiera imaginas lo que pasa por mi mente. Tantas dudas, tantos miedos y al mismo tiempo alegrÃa por tenerte de vuelta. Me abrazas. Sin darnos cuenta caemos en esa cadencia de besos que me hacen sentir como si nunca te hubieras ido. Extrañamente tus brazos gritan "bienvenida a casa" desde el primer momento en que me rodeas con ellos.
Ingenuamente, estúpidamente, irónicamente me pregunto ¿es éste el final de ensueño que estaba buscando?
Temo la respuesta... No me gusta comparar y menos en éste tipo de cosas, no señor, eso no me gustaba... pero la verdad es que hacÃa tiempo que soñaba con ese chico de tez aperlada y ojos expresivos.
Y extrañamente, en todos los sueños lo sabÃa mÃo...
Pues bien, es momento de dejar ir esa imagen y situarme...
-Focus, Perla... Focus.- Me repito mentalmente hasta el cansancio. Es más, podrÃa jurar que ya sabÃa que luego de esa estúpida frase no vendrÃa ese "focus" que estaba buscando.
-¿Estás lista para ir a casa? - Me susurra con esa estúpida voz seductora. -Tal vez quieras volver ya, me refiero a que comienza a helar y ya es tarde- Continúa él, como dandóse cuenta de que mi humor ha cambiado.
-Ehh... si, tal vez deberÃa volver a casa- le digo mientras me suelto suavemente de ese abrazo asfixiante. Noto como su postura y gesto cambian, como si hubiera notado que le indiqué que solo yo volverÃa a casa....
Cuarenta y cinco minutos más tarde me encuentro abriendo la puerta de mi habitación, dejándome caer sobre mi cama y mandando al demonio éstos tacones que me matan de cansancio.
Asà termina la noche, con su fantasma nuevamente, invitandóme a hacerle el amor a su recuerdo.
¿Cómo separar lo que fue, lo qué es y lo qué será?
¿Acaso eso es posible?
Inspiración a las dos de la mañana.
Alguna noche de diciembre.
Dos quince a.m.
Paseando por la ciudad, de noche, tomados de la mano con un frÃo que me entumecÃa las mejillas.
Tu ahÃ, yendo por la vida sin saber lo que tu respiración me daba.
Me abrazas, cálidamente dentro de tanto frÃo.
Caminamos pues sin dirección y sin notarlo entramos a ese callejón que bien podrÃa representar una de las calles del antiguo Guanajuato: tan romántico con esas penumbras, lleno de casitas antiguas, arboles silenciosos y todo éste escenario siendo testigo de la imagen que ahà acontece. El cuadro perfecto: un escenario romántico con dos enamorados de la mano.
Caminando lentamente, y tu ni siquiera imaginas lo que pasa por mi mente. Tantas dudas, tantos miedos y al mismo tiempo alegrÃa por tenerte de vuelta. Me abrazas. Sin darnos cuenta caemos en esa cadencia de besos que me hacen sentir como si nunca te hubieras ido. Extrañamente tus brazos gritan "bienvenida a casa" desde el primer momento en que me rodeas con ellos.
Ingenuamente, estúpidamente, irónicamente me pregunto ¿es éste el final de ensueño que estaba buscando?
Temo la respuesta... No me gusta comparar y menos en éste tipo de cosas, no señor, eso no me gustaba... pero la verdad es que hacÃa tiempo que soñaba con ese chico de tez aperlada y ojos expresivos.
Y extrañamente, en todos los sueños lo sabÃa mÃo...
Pues bien, es momento de dejar ir esa imagen y situarme...
-Focus, Perla... Focus.- Me repito mentalmente hasta el cansancio. Es más, podrÃa jurar que ya sabÃa que luego de esa estúpida frase no vendrÃa ese "focus" que estaba buscando.
-¿Estás lista para ir a casa? - Me susurra con esa estúpida voz seductora. -Tal vez quieras volver ya, me refiero a que comienza a helar y ya es tarde- Continúa él, como dandóse cuenta de que mi humor ha cambiado.
-Ehh... si, tal vez deberÃa volver a casa- le digo mientras me suelto suavemente de ese abrazo asfixiante. Noto como su postura y gesto cambian, como si hubiera notado que le indiqué que solo yo volverÃa a casa....
Cuarenta y cinco minutos más tarde me encuentro abriendo la puerta de mi habitación, dejándome caer sobre mi cama y mandando al demonio éstos tacones que me matan de cansancio.
Asà termina la noche, con su fantasma nuevamente, invitandóme a hacerle el amor a su recuerdo.
¿Cómo separar lo que fue, lo qué es y lo qué será?
¿Acaso eso es posible?
Dos quince a.m.
Paseando por la ciudad, de noche, tomados de la mano con un frÃo que me entumecÃa las mejillas.
Tu ahÃ, yendo por la vida sin saber lo que tu respiración me daba.
Me abrazas, cálidamente dentro de tanto frÃo.
Caminamos pues sin dirección y sin notarlo entramos a ese callejón que bien podrÃa representar una de las calles del antiguo Guanajuato: tan romántico con esas penumbras, lleno de casitas antiguas, arboles silenciosos y todo éste escenario siendo testigo de la imagen que ahà acontece. El cuadro perfecto: un escenario romántico con dos enamorados de la mano.
Caminando lentamente, y tu ni siquiera imaginas lo que pasa por mi mente. Tantas dudas, tantos miedos y al mismo tiempo alegrÃa por tenerte de vuelta. Me abrazas. Sin darnos cuenta caemos en esa cadencia de besos que me hacen sentir como si nunca te hubieras ido. Extrañamente tus brazos gritan "bienvenida a casa" desde el primer momento en que me rodeas con ellos.
Ingenuamente, estúpidamente, irónicamente me pregunto ¿es éste el final de ensueño que estaba buscando?
Temo la respuesta... No me gusta comparar y menos en éste tipo de cosas, no señor, eso no me gustaba... pero la verdad es que hacÃa tiempo que soñaba con ese chico de tez aperlada y ojos expresivos.
Y extrañamente, en todos los sueños lo sabÃa mÃo...
Pues bien, es momento de dejar ir esa imagen y situarme...
-Focus, Perla... Focus.- Me repito mentalmente hasta el cansancio. Es más, podrÃa jurar que ya sabÃa que luego de esa estúpida frase no vendrÃa ese "focus" que estaba buscando.
-¿Estás lista para ir a casa? - Me susurra con esa estúpida voz seductora. -Tal vez quieras volver ya, me refiero a que comienza a helar y ya es tarde- Continúa él, como dandóse cuenta de que mi humor ha cambiado.
-Ehh... si, tal vez deberÃa volver a casa- le digo mientras me suelto suavemente de ese abrazo asfixiante. Noto como su postura y gesto cambian, como si hubiera notado que le indiqué que solo yo volverÃa a casa....
Cuarenta y cinco minutos más tarde me encuentro abriendo la puerta de mi habitación, dejándome caer sobre mi cama y mandando al demonio éstos tacones que me matan de cansancio.
Asà termina la noche, con su fantasma nuevamente, invitandóme a hacerle el amor a su recuerdo.
¿Cómo separar lo que fue, lo qué es y lo qué será?
¿Acaso eso es posible?