domingo, 21 de abril de 2013

Personal: Siempre hay decisiones que tomar.

HabĂ­a decidido que no me iba a importar.
Estaba molesta, triste, decepcionada, cansada (hasta la madre hubiera sido una buena descripciĂłn, pero estoy en una pequeña campaña personal para reducir el nĂşmero de malas palabras que digo). Mi psicĂłloga habĂ­a dicho (hacĂ­a algunos años atrás) que era bueno darle nombre a los sentimientos y emociones. Pues bien, ahĂ­ estaba yo tratando de explicarle a ese orangután con la sensibilidad de un ausente lo que estaba pasandome.

Estaba cansada.
De reclamos, de peleas, de rencores, de momentos como éste, de su control. Como si no le bastara el había decidido decidir ésto. Por más pendejo que suene, así fue.

HabĂ­a decidido querer (o al menos intentar) ocultarme la obviedad de las cosas. HabĂ­a querido contarme una historia (media pendeja, a medias y con tintes bizarros) que ni siquiera el mismo creĂ­a. Y yo habĂ­a decidido ignorar todo aquel circo.
Es por esto que estaba cansada.
La cereza del pastel fue cuando me encontré a mi misma confundida al respecto.
¿Y si asĂ­ serĂ­a toda la vida? No sĂ©, pero "toda la vida" suena como mucho tiempo....

En ese momento lo noté: SIEMPRE hay decisiones que tomar. Y un solo evento, un acontecimiento, un nuevo suceso te cambia la perspectiva. Yo lo sé. A mi me pasó.
No sé como, porque, cuando o donde, pero sé que tengo que cambiar algo.
Si, a huevo. Siempre hay decisiones que tomar.
SIEMPRE.
Puto "siempre".



Personal: Siempre hay decisiones que tomar.

HabĂ­a decidido que no me iba a importar.
Estaba molesta, triste, decepcionada, cansada (hasta la madre hubiera sido una buena descripciĂłn, pero estoy en una pequeña campaña personal para reducir el nĂşmero de malas palabras que digo). Mi psicĂłloga habĂ­a dicho (hacĂ­a algunos años atrás) que era bueno darle nombre a los sentimientos y emociones. Pues bien, ahĂ­ estaba yo tratando de explicarle a ese orangután con la sensibilidad de un ausente lo que estaba pasandome.

Estaba cansada.
De reclamos, de peleas, de rencores, de momentos como éste, de su control. Como si no le bastara el había decidido decidir ésto. Por más pendejo que suene, así fue.

HabĂ­a decidido querer (o al menos intentar) ocultarme la obviedad de las cosas. HabĂ­a querido contarme una historia (media pendeja, a medias y con tintes bizarros) que ni siquiera el mismo creĂ­a. Y yo habĂ­a decidido ignorar todo aquel circo.
Es por esto que estaba cansada.
La cereza del pastel fue cuando me encontré a mi misma confundida al respecto.
¿Y si asĂ­ serĂ­a toda la vida? No sĂ©, pero "toda la vida" suena como mucho tiempo....

En ese momento lo noté: SIEMPRE hay decisiones que tomar. Y un solo evento, un acontecimiento, un nuevo suceso te cambia la perspectiva. Yo lo sé. A mi me pasó.
No sé como, porque, cuando o donde, pero sé que tengo que cambiar algo.
Si, a huevo. Siempre hay decisiones que tomar.
SIEMPRE.
Puto "siempre".