lunes, 3 de junio de 2013

I set fire to the rain.

Le prendĂ­ fuego a la lluvia y nos arrojĂ© a las llamas, entonces sentĂ­ algo morir porque sabĂ­a que esa era la Ășltima vez. La Ășltima vez.
La Ășltima. Lo habĂ­a hecho.
Di el tiro de gracia a la Ășltima hebra.
Estiramos tanto Ă©sta cuerda, tanto que hoy nos esforzĂĄbamos por no soltar los restos de lo que en algĂșn momento era una cuerda fuerte. Hoy no era nada mĂĄs que hebras rotas.

Entonces lo hice. Di el tiro de gracia y nos vi morir. Vi como los dos tuvimos el mismo dolor, las mismas lĂĄgrimas, el mismo sufrir. Y eso es lo que esperaba. Ponerle sal a la herida para poderla sanar.
Nos arroje a las llamas.
SentĂ­ el fuego quemĂĄndonos, sin soltar tu mano ni un solo momento. Los dos habĂ­amos decidido seguir juntos, la decisiĂłn mĂĄs patolĂłgica que jamĂĄs habĂ­a tomado, ahĂ­ estaba; frente a mis ojos. 
SentĂ­ como con mis manos atrapaba tu Ășltimo suspiro, luego de morir calcinados ante la ira.

Y después de mucho nos vi volver.
Si el ave fĂ©nix lo hacĂ­a, ¿porquĂ© nosotros no?

ArdiĂł mientras lloraba porque la escuchĂ© gritar tu nombre.


I set fire to the rain.

Le prendĂ­ fuego a la lluvia y nos arrojĂ© a las llamas, entonces sentĂ­ algo morir porque sabĂ­a que esa era la Ășltima vez. La Ășltima vez.
La Ășltima. Lo habĂ­a hecho.
Di el tiro de gracia a la Ășltima hebra.
Estiramos tanto Ă©sta cuerda, tanto que hoy nos esforzĂĄbamos por no soltar los restos de lo que en algĂșn momento era una cuerda fuerte. Hoy no era nada mĂĄs que hebras rotas.

Entonces lo hice. Di el tiro de gracia y nos vi morir. Vi como los dos tuvimos el mismo dolor, las mismas lĂĄgrimas, el mismo sufrir. Y eso es lo que esperaba. Ponerle sal a la herida para poderla sanar.
Nos arroje a las llamas.
SentĂ­ el fuego quemĂĄndonos, sin soltar tu mano ni un solo momento. Los dos habĂ­amos decidido seguir juntos, la decisiĂłn mĂĄs patolĂłgica que jamĂĄs habĂ­a tomado, ahĂ­ estaba; frente a mis ojos. 
SentĂ­ como con mis manos atrapaba tu Ășltimo suspiro, luego de morir calcinados ante la ira.

Y después de mucho nos vi volver.
Si el ave fĂ©nix lo hacĂ­a, ¿porquĂ© nosotros no?

ArdiĂł mientras lloraba porque la escuchĂ© gritar tu nombre.